La disonancia cognitiva: la dualidad que te ata al o la narcisista

La disonancia cognitiva es una de las experiencias más devastadoras para quienes han mantenido un vínculo con una persona narcisista. Se refleja en la dualidad de un rostro, en un comportamiento ambiguo y ambivalente que genera un choque profundo entre el bien y el mal. Es ese suspiro de alivio cuando te alejas… seguido de un llanto silencioso porque sientes que él o ella se aleja más de ti.

La incertidumbre te consume hasta tal punto que se convierte en devoción, en deseo, en la sensación de que nadie más podrá ocupar ese trono.

Un vaivén que rompe tu estabilidad interna

Las opiniones externas, los consejos, las advertencias… todo parece romper tu ilusión y esperanza. Y aun así, vuelves al desconcierto; un pequeño gesto que recuerdas —una mirada, una frase– te hace creer por un instante que estás a salvo de sus garras. Pero el alivio dura poco. Vuelves a caer en ese ensueño, en ese bucle confuso que te ata emocionalmente
Cada víctima lo vive a su manera, porque cada persona tiene raíces emocionales diferentes:

–  su estilo de apego
–  sus heridas previas
–  la intensidad de la manipulación que ha recibido

En mis sesiones, este es uno de los estados psicológicos que más encuentro… y que más trabajo para resolver. A mi parecer, es un estado extremadamente arriesgado: la vulnerabilidad y la confusión pueden llevar a la persona a exponerse a más dolor, a una mezcla tóxica de desorientación, ansiedad y, en algunos casos, incluso a un episodio depresivo transitorio. En situaciones más graves, puede desembocar en hábitos autodestructivos.

Lo que explico en mis vídeos

En mis vídeos de TikTok explico con claridad cómo responde un o una narcisista cuando se encuentran con límites firmes, y las distintas estrategias que utilizan para interrumpir el contacto cero

–  Provocaciones,
–  victimismo,
–  promesas vacías,
–  manipulación emocional,
–  silencios calculados.

Entender estas dinámicas es clave para recuperar tu claridad mental, estabilizarte emocionalmente y empezar a reconstruir tu autonomía interior

© 2025 Sidnye – Sana tu ser – Todos los derechos reservados

La ira narcisista

La ira narcisista, una de las pulsaciones más potentes de ese ser humano, donde pierde color todo aquel romance, aquel rostro y la situación en general. Es tal la inseguridad que necesita “morder”, como todo aquel animal cuando tiene miedo y la situación se sale de su control

En especial, en el espectro antisocial lo entienden como un desorden a su mandato, como esa pérdida de control sobre ti: cuando tu voz habla, cuando te rebelas o simplemente te opones a cualquiera de sus caprichos. Lo puedes percibir por palabras envenenadas que llegan como un clavo al corazón, a tu ser.

Por lo general, las víctimas entienden esta respuesta como desaprobación, o acaban justificando estas acciones por parte de él/ella, cuando en verdad la situación es bien diferente. Y es que sois su competencia; les molesta tu valor, ya que puedes alumbrar de una vez toda su oscuridad, todo lo que lleva dentro.

También se puede manifestar con agresividad, e incluso cuando, ya en contacto cero, rehacéis vuestra vida. Porque no estamos hablando de personas saludables emocionalmente, sino invadidas por el ego y el afán de posesión.

A veces se confunde con amor por el simple hecho de que, en verdad, no quiere soltarte con el paso del tiempo, pero no es más que autovalidación y pánico al abandono. Lo toma como una ofensa, una falta de respeto o eto, y por muy surrealista que parezca, carecen de una consciencia saludable, asi como evasión de toda responsabilidad. En algunos casos pueden desestabilizarae a tal punto de palpar el caos, donde pueden persisitir en el acoso.  

Si algo debes recordar es que su reacción jamás define tu valor. No es amor, no es pasión, no es preocupación: es miedo a perder su dominio. Cuando tú recuperas tu voz, ellos pierden su refugio. Y ahí aparece la ira, la manipulación, los intentos de desestabilizarse, pero también ahí nace tu huida..

Porque cuando comprendes el patrón, cuando entiendes que su caos no es tuyo, recuperas terreno. Recuperas vida.

Y ese es el verdadero punto de inflexión: cuando te sabes libre y ya no estás disponible para ser la sombra de nadie

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